Algo Mejor Viene

La vida está llena de decisiones que ponen a prueba nuestra fe. A veces, confiar en Dios significa soltar algo seguro sin la garantía inmediata de lo que viene. Pero hay algo que debes saber: cuando caminas con Jesús, algo mejor siempre viene. No porque el camino sea fácil, sino porque Su presencia transforma cada paso.

Tenía 19 años cuando enfrenté una de esas decisiones. Trabajaba medio tiempo en Best Buy, vendiendo computadoras. Era un trabajo decente para un joven estudiante, pero se acercaba el campamento de jóvenes de mi iglesia, y no quería perdérmelo. Sabía que ese fin de semana podía marcar la diferencia en mi vida espiritual y en la de más de 100 jóvenes que asistirían. Estaba profundamente involucrado en servir: en el grupo de alabanza, en actividades, viviendo lo que muchos llaman el “primer amor” con Dios. No era solo un evento más; era una oportunidad para ver a Dios obrar en la vida de otros y fortalecer mi fe.

Pedí permiso para faltar, confiado en que, como empleado de medio tiempo, no deberían obligarme a estar disponible. Pero mis jefes dijeron que no. Fue uno de esos momentos donde la fe se enfrenta al temor: ¿Arriesgo mi trabajo o priorizo a Dios? Decidí ir al campamento. El lema era “Faith” —Fe—, y el versículo clave era Hebreos 11:6: “El que se acerca a Dios debe creer que Él existe y que recompensa a quienes lo buscan.”

La recompensa no llegó como yo esperaba. Al regresar, me despidieron. Mi mamá estaba furiosa. Y con razón. ¿Cómo iba a pagar mis estudios? ¿Cómo iba a sostener mis gastos? Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Tres largos meses sin trabajo. Me preguntaba si había cometido un error. ¿Dónde estaba ese “algo mejor” que había creído?

Pero Dios no falla. Un día, un amigo, Alex, me llamó. Quería iniciar un ministerio y necesitaba a alguien para ayudarlo. Sin pensarlo, dije que sí. Ese fue mi primer trabajo ministerial. Y desde entonces, nunca volví a trabajar en una empresa secular. Dios me abrió puertas para servirlo a tiempo completo en editoriales cristianas, con artistas de música cristiana, ministerios e iglesias… todo enfocado en lo que amo hacer, ayudando a otros a conocer y seguir a Jesús.

Cuatro años después, volví a pasar por Best Buy. Vi a mis antiguos compañeros, aún en el mismo lugar, haciendo lo mismo que yo hacía a los 19. Pero yo estaba viajando, organizando conferencias para pastores y líderes, compartiendo tiempo y conociendo a heroes y mentores como Marcos Witt, Robert Barriger y Rick Warren. Que bendición fue haberle creído a Dios, permitirle que el cerrara la puerta de un trabajo para que se abriera la puerta de mi propósito. 

¿Por qué te cuento esto? Porque sé lo que es esperar mientras te preguntas si tomaste la decisión correcta. Sé lo que es dudar cuando la recompensa parece tardar. Pero también sé lo que es mirar atrás y ver cómo la fidelidad de Dios supera cualquier expectativa.

Jesús no promete un camino sin dificultades, pero sí promete Su presencia. Y donde está Él, siempre hay algo mejor. No siempre es inmediato. No siempre es lo que imaginamos. Pero siempre es lo que más necesitamos.

Así que, si estás en una temporada de espera, aférrate a esta verdad: Algo mejor viene. No porque los problemas desaparezcan, sino porque Dios camina contigo. Lo que dejas atrás por seguirlo no se compara con lo que Él tiene por delante.

Confía. Obedece. Y verás cómo la fidelidad de Dios transforma cada sacrificio en una bendición inimaginable.

Salmo 37:5 (NVI)
“Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará.”

• ¿En qué área de tu vida Dios te está llamando a confiar en Él, aunque no veas aún la recompensa?
• ¿Has experimentado un momento en el que Dios cerró una puerta solo para abrir algo mejor? ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
• Si supieras con certeza que Dios tiene algo mejor para ti, ¿qué decisión tomarías hoy con más confianza?