¿Alguna vez has sentido que, por más que te esfuerces, no ves el resultado que esperabas? Todos enfrentamos momentos en los que parece que el progreso es lento o inexistente. Pero, ¿y si esos momentos son una invitación a buscar y depender más de Dios? Su Palabra nos enseña que cuando nos volvemos a Él con humildad y sinceridad, Él tiene el poder de transformar nuestra situación.
En Job 8:5-7 encontramos una invitación llena de esperanza y dirección:
“Pero si oras a Dios y buscas el favor del Todopoderoso, y si eres puro y vives con integridad,
sin duda Él se levantará y restaurará tu hogar, aunque comenzaste con poco, terminarás con mucho” (NTV).
Este pasaje nos ofrece tres verdades fundamentales sobre cómo Dios actúa en nuestras vidas cuando lo buscamos con sinceridad.
1. Buscar a Dios apasionadamente
El verbo “buscar” no es pasivo. Implica intencionalidad, un deseo profundo de encontrar Su dirección y depender de Su voluntad. Nunca olvidaré el momento en que nuestra familia vivió algo que nos enseñó lo que significa buscar con todo el corazón. Estábamos en casa con mi esposa, y sabíamos que nuestro hijo Aslan estaba jugando en su cuarto. Todo parecía normal hasta que, de repente, mi esposa comenzó a buscarlo, pero no lo encontraba. Entró a mi oficina con una expresión de preocupación y me preguntó: “¿Has visto a Aslan?” Le respondí que no, que pensaba que estaba en su cuarto.
En ese momento, dejé todo lo que estaba haciendo y me levanté para buscarlo junto a ella. Era un departamento pequeño: dos habitaciones, un baño, una cocina diminuta y una sala compacta. Sin embargo, Aslan no aparecía por ningún lado. Podía ver la angustia en los ojos de mi esposa mientras abría la puerta y salía corriendo hacia el parqueadero para buscarlo allí. Yo revisé cada rincón de la casa, incluso abrí el refrigerador, buscando en los lugares más improbables, porque en ese momento, la única prioridad en mi mente era encontrar a nuestro hijo.
Minutos después, mi esposa tuvo una corazonada y dijo: “¡Ya sé! Está escondido en la cocina de juguete que tiene en su cuarto.” Corrimos hacia allí, y efectivamente, ahí estaba él, calladito, escondido, disfrutando de su propio juego mientras nosotros estábamos al borde de la desesperación.
Buscar no es pasivo. Cuando realmente buscas algo que amas, que valoras profundamente, esa búsqueda consume tus pensamientos, tus energías, tu enfoque. Así es como Dios quiere que lo busquemos: con fervor, con el deseo de encontrarlo por encima de todo lo demás. Y lo mejor es que, a diferencia de nuestra incertidumbre, Dios nos da Su Palabra como guía, el lugar donde siempre podemos encontrarnos con Él.
”La búsqueda apasionada de Dios abre la puerta a Su restauración y Su propósito en tu vida."
2. Dios Levantará y Restaurará
“Sin duda Él se levantará y restaurará tu hogar, aunque comenzaste con poco, terminarás con mucho” (Job 8:6-7, NTV). Estas palabras nos recuerdan que Dios no solo actúa a nuestro favor, sino que tiene el poder de transformar nuestras circunstancias.
La palabra “restaurar” implica devolver lo que se ha perdido, pero también mejorar aquello que parecía imposible. Es un recordatorio de que los procesos de Dios muchas veces comienzan en lo pequeño, en lo que parece insignificante, pero siempre terminan en algo mayor.
Pensemos en la historia de José. Desde el pozo al que fue arrojado por sus hermanos hasta la prisión, parecía que todo iba en su contra. Sin embargo, Dios estaba trabajando en cada etapa, restaurando y levantándolo para un propósito mayor (Génesis 37-50).
Aunque no siempre entendamos el proceso, podemos confiar en que Dios nunca deja de obrar. Su restauración siempre llega a tiempo, y Sus planes son mejores de lo que podríamos imaginar.
3. Aunque comenzaste con poco, terminarás con mucho
“Sin duda Él se levantará y restaurará tu hogar, aunque comenzaste con poco, terminarás con mucho” (Job 8:7, NTV). Este versículo encierra una promesa poderosa: no importa cuán pequeño o insignificante parezca nuestro comienzo, Dios tiene planes más grandes de los que podemos imaginar. Pero esos planes empiezan con algo fundamental: buscarlo con todo el corazón, incluso cuando las cosas son pequeñas.
Buscar a Dios en los comienzos humildes nos prepara para depender de Él y no de nuestras propias fuerzas. David era solo un pastor cuando fue escogido para ser rey, y en sus años de pastoreo aprendió a confiar en Dios y a darle gloria por cada victoria. De igual forma, los discípulos eran hombres comunes y corrientes cuando Jesús los llamó, pero lo buscaron y caminaron con Él, permitiéndole transformar sus vidas y usarlos para impactar al mundo.
”Cuando entregas tus comienzos humildes a Dios, Él te lleva a lugares que nunca imaginaste."
A veces, podemos sentir que nuestras oraciones son pequeñas o que nuestros esfuerzos no tienen un impacto significativo. Pero este versículo nos recuerda que Dios ve más allá de lo que nosotros vemos. Cuando lo buscamos y dependemos de Él, los comienzos humildes se convierten en oportunidades para Su gloria.
Por eso, cuando busquemos a Dios en nuestras pequeñas victorias, demos gracias y le demos la gloria. Así, cuando Él nos lleve a lugares de mayor impacto, nuestras vidas seguirán reflejando Su poder y Su fidelidad. Nunca pierdes cuando buscas a Dios, porque buscarlo es confiar en Su capacidad de transformar tu poco en mucho.
Como dice Efesios 3:20: “Dios puede hacer mucho más de lo que pedimos o imaginamos, mediante Su poder que actúa en nosotros” (NTV).
Preguntas para Reflexión
- ¿Qué áreas de tu vida necesitas entregar completamente a Dios para buscarlo apasionadamente?
- ¿Cómo puedes confiar en el proceso de Dios, incluso cuando no entiendes lo que está sucediendo?
- ¿Qué pequeños comienzos en tu vida puedes agradecer hoy, reconociendo que Dios tiene planes mayores?
- ¿De qué maneras puedes depender más de Su Palabra para guiar tus decisiones y fortalecer tu fe?