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Esdras vivió en una época en la que el pueblo de Israel, después de haber estado en cautiverio, regresaba a su tierra con la difícil tarea de reconstruir su ciudad, su templo y su relación con Dios. Aunque habían sido liberados de Babilonia, muchos aún se sentían esclavos, no solo físicamente, sino también espiritualmente. En medio de esta realidad, Dios levantó a Esdras para guiar al pueblo de vuelta a la Ley del Señor y ayudarles a redescubrir su identidad como el pueblo de Dios.

Hoy en día, podemos sentirnos de manera similar. A veces, nos encontramos atrapados en situaciones que nos hacen sentir esclavizados por el miedo, la preocupación o el pecado. La idea de restaurar lo que está roto en nuestras vidas puede parecer abrumadora. Sin embargo, Esdras nos enseña que la restauración comienza cuando decidimos estudiar la Palabra de Dios, obedecerla y luego compartirla con otros. Y todo esto es posible porque Dios nunca nos abandona, incluso cuando las circunstancias parecen decir lo contrario.

En Esdras 9:9, encontramos una verdad poderosa: “Pues éramos esclavos, pero en su amor inagotable, nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud.” Este versículo toca profundamente porque nos recuerda que, aunque pasemos por temporadas difíciles y nos sintamos atrapados por nuestras circunstancias, Dios está presente y nos acompaña en todo momento. A veces, esa esclavitud no es solo consecuencia de situaciones externas, sino de nuestros propios errores, de pecados o decisiones que nos llevaron a sentirnos atados. Pero incluso en esos momentos, cuando estamos enfrentando las consecuencias de nuestras propias acciones, Su amor es inagotable y nunca deja de obrar a nuestro favor. Dios no nos abandona, incluso cuando somos nosotros mismos los que nos hemos metido en esa esclavitud.

Esdras fue un hombre profundamente comprometido con la Palabra de Dios. Esdras 7:10 dice que él “había decidido estudiar y obedecer la ley del Señor y enseñar sus decretos y ordenanzas al pueblo de Israel.” No solo conocía la Ley, sino que la vivía y la enseñaba con un corazón humilde. Dios eligió usar a Esdras porque su vida estaba alineada con Su Palabra; su compromiso con estudiar, obedecer y compartir la Ley lo convirtió en el instrumento perfecto para guiar al pueblo hacia la restauración. Todo esto fue posible porque Esdras reconocía que la mano de Dios estaba guiando cada uno de sus pasos. La frase “por la bondadosa mano del Señor” aparece repetidamente en el libro de Esdras, subrayando que toda la restauración del pueblo fue obra divina, no humana.

"No importa cuán rotas estén las cosas, Dios siempre está obrando para restaurarlas."

De la misma manera, en nuestras vidas, aunque nuestras circunstancias sean complicadas o no siempre podamos ver lo que Dios está haciendo, Su mano bondadosa está obrando a nuestro favor. Tal como usó a Esdras por su fidelidad, Dios también quiere usar nuestras vidas cuando nos alineamos con Su Palabra. Incluso en los momentos más difíciles e inciertos, puedes confiar en que el favor y la bondad de Dios te están guiando. Como lo hizo con Esdras, Él tomará cada paso de fe que des y lo usará para llevarte hacia la restauración y propósito que tiene para ti.

Así como el pueblo de Israel, que regresó a su tierra bajo el dominio de un reino extranjero, enfrentaba el enorme desafío de reconstruir lo destruido, nosotros también enfrentamos momentos en los que nuestras vidas parecen desmoronarse. Sin embargo, Dios nunca los abandonó, y tampoco lo hace con nosotros. En medio de nuestras luchas, miedos y errores, Su amor inagotable sigue guiando nuestros pasos hacia la restauración. Dios no nos deja en nuestra “esclavitud,” sino que nos ofrece Su mano bondadosa para reconstruir lo que se ha roto y guiarnos hacia Su propósito.

No importa cuán oscuro parezca el camino o cuán atrapado te sientas, puedes confiar en que Dios está contigo, guiándote hacia la restauración. Como nos recuerda Filipenses 1:6: “Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.” Dios completará la obra que comenzó en ti, porque Su plan para ti no ha terminado.

Acciones Prácticas:

  1. Estudia con propósito: Al igual que Esdras, busca conocer más de Dios a través de Su Palabra. Pregúntate: ¿Qué me está revelando Dios acerca de Su carácter en este pasaje? ¿Cómo puedo aplicar estas verdades hoy?
  2. Obedece con confianza en Su gracia: A veces, obedecer a Dios parece difícil, especialmente cuando nuestras fuerzas son limitadas. Pero recuerda que no necesitas ser perfecto. Dios te sostendrá mientras caminas en fe.
  3. Enseña con humildad: Comparte lo que Dios ha hecho en tu vida. No tienes que ser un experto para hablar de Su obra. Testificar sobre Su fidelidad puede ser de gran aliento para quienes te rodean.
  4. Recuerda Su amor inagotable: Cuando te sientas atrapado o incapaz de avanzar, vuelve a Esdras 9:9. Recuerda que Dios no te abandona. Su amor es inagotable y está guiando cada paso que das.

Preguntas para meditar:

  1. ¿En qué áreas de tu vida sientes que Dios te está llamando a restauración?
  2. ¿Cómo puedes aplicar la práctica de Esdras—estudiar, obedecer y enseñar la Palabra de Dios—a tu situación actual?
  3. ¿De qué formas has experimentado el amor inagotable de Dios en tiempos de dificultad?
  4. ¿Cómo puedes ser una voz de esperanza y restauración en la vida de otros, al igual que Esdras?

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